19Trastes: La guitarra y otros instrumentos de cuerda
     
 
 
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En la historia del arte y de la música de Europa se denomina al periodo comprendido entre 1600 y 1750. Este movimiento surge en Italia, para extenderse posteriormente por toda Europa y desaparecer en España e Inglaterra. Se caracteriza por la aparición del bajo continuo, el énfasis en los contrastes y la búsqueda de lo extravagante, que encierra un gusto por la ornamentación y el virtuosismo.

La música barroca refleja la concepción, a diferencia de la habida durante el Renacimiento, de que el ser humano no es un vivo retrato de Dios ni es el ideal de belleza y medida, sino que es sensible a sus pasiones y fantasías. Esta nueva conciencia determina la relación del hombre con la naturaleza no sujeta a la tradición y la fe sino al empirismo y la crítica, e inspirada en la convicción de un todo armónico.

La música barroca introduce innovaciones con respecto a las épocas precedentes como son la armonía mayor y menor, el bajo continuo, la individualización de la voz solista, la monodia con la aparición del aria y el madrigal, y en el aspecto técnico la introducción del moderno sistema de compases con la creación de los compases binarios, ternarios, cuaternarios y binarios de seis partes. No obstante, pueden encontrase formas de ejecución libres, sin una métrica regular, y propias de estilos como el recitativo o el solista instrumental e improvisatorio.

Nacen en este periodo también la Opera, el Oratorio y la Cantata. Se desarrolla con fuerza la música instrumental con las formas de concierto, sonata y toda la música de teclado, en concreto de órgano. Todas estas nuevas formas se agrupan en tres grandes categorías: la música de iglesia, de cámara y de teatro cada una con sus respectivas peculiaridades. Otra forma característica es la denominada forma a tres compuesta de de dos partes melódicas (vocales o instrumentales) y una tercera, bajo continuo, que en general se ejecuta con dos instrumentos uno polifónico y otro de arco.

Durante la primera mitad del siglo XVII la música instrumental fue adquiriendo gradualmente tanta importancia como la vocal, tanto en calidad como en contenido, aunque las formas musicales y sus denominaciones, al no estar perfectamente ajustadas, resultan inconsistentes. Sin embargo si pueden identificarse ciertas maneras básicas de ejecución como por ejemplo el estilo fugado, la canzona, danzas, etc.

La guitarra:

Hasta mediados del siglo XVII el laúd es el instrumento más apreciado en Europa para la música doméstica, antes de ser reemplazado por el clave. Se utiliza para acompañamiento de canciones y para realizar el bajo continuo en música de cámara y orquestal. Los géneros y formas de la música para laúd en general responden a las formas libres de la música para clave (danzas, preludios, tocatas) pero también ofrecen fórmulas contrapuntísticas como la fuga, fantasía, transcripciones de obras vocales, etc. En España el laúd fue eclipsado por la vihuela de mano. La vihuela tuvo su importancia (finales del XVI y mediados del XVII) hasta que cedió su protagonismo a costa de la instauración definitiva de la guitarra española.

La guitarra que se conocía hasta entonces era la guitarra antigua de cuatro cuerdas y se la consideraba como un instrumento de poca categoría e incluso imperfecto. Gracias a la adición de la quinta cuerda o prima (invención atribuida a Vicente Espinel) empezó a ser considerada como un instrumento cuyas posibilidades podrían semejarse a las del clave, arpa, etc.

El siglo XVII asistió a la publicación de varios tratados sobre la guitarra como los de Amat, Sanz, Briceño y Doizi de Velasco, que además de desarrollar exhaustivamente la técnica de ejecución incorporaron un gran número de nuevas piezas al repertorio.

Al comienzo del siglo XVIII la guitarra ya tenía cinco pares de cuerdas u órdenes. Su afinación era básicamente como la actual y su tamaño era ligeramente más pequeño. Se considera que la guitarra era un instrumento que gustaba a todas las clases sociales de la época.

De 1705 se data un tratado anónimo titulado "Libro de diferentes cifras de guitarra escogidas de los mejores autores" en el que aparecen numerosas obras anónimas correspondientes a la segunda mitad del siglo XVII. Presumiblemente en estos primeros años del siglo se debió publicar el tratado de Antonio de Santa Cruz "Libro donde se verán pasacalles de los ocho tonos y de los transportados:..." que consta de 26 obras (marionas, villano, gallardas, pavanas, españoletas y torneo 1 de cada) 2 jácaras, canarios y maripalos 4 fantasías y 12 pasacalles.

El compositor de esta primera mitad del XVIII más famoso fue sin duda Santiago de Murcia. Su estilo guarda muy poca relación con las obras de Francisco Guerau y Gaspar Sanz, más influidos por el folklore español, y se asemeja más al de Corbetta y de Visée, debido al gusto por el estilo francés que imperaba en aquella época en Europa y España.

Fuera de España los autores de guitarra más renombrados fueron Robert de Visée guitarrista de la Corte francesa y Francesco Corbetta maestro de guitarra de Luis XIV.

Del período barroco han prevalecido además muchas piezas del repertorio de laúd transcritas a guitarra, en particular las suites de Bach que, aunque presumiblemente no fueron escritas para este instrumento, tienen una complejidad y riqueza tanto melódica como armónica insuperables.


Compositores del Barroco [de 1601 a 1750]